En el fondo de todo hay un jardín

morena caballero
2 min readJan 24, 2024

--

Últimamente me siento inmortal. Como si mi piel y mis sentidos fuesen capaces de desafiar el paso del tiempo y las estaciones; como si mis órganos pudieran vivir cien mil millones de años sin pudrirse ni retrasarse ni enfermar de gravedad; como si fuese a conservar aquella cordura patológica que, con seguridad, es casi imposible. Un psicoanalista argentino bastante famoso dice que la eternidad no es algo que dure para siempre sino que es cuando el pasado, el presente y el futuro coexisten al mismo tiempo. Cuando una no desea hacer más nada que lo que está haciendo en ese momento.

Llevo dos días despertando inmóvil porque su brazo aplasta el mío, y cuando no es su brazo es cualquier otra parte de su cuerpo. Pienso que si me muevo, incluso en lo más mínimo, se despertará. Y yo no quisiera despertarlo. Pienso si el amor es también este sometimiento, éste no me muevo para no molestar al otro. La semana pasada escribí un poema sobre eso. Me gusta creer que estoy atada a este amor imposible. Lo miro dormir y siento que si el mundo se acabara en este mismo instante no tendría ninguna queja, porque yo ya amé lo suficiente por un par de vidas.

A veces pienso que nuestros corazones están completos pero adoran pasear juntos. Nunca he creído que yo sea una mitad que necesita completarse ni un alma gemela que vive desolada hasta que encuentra a su par. Somos humanos completos. Amo en la medida que puedo amarme a mí misma y por suerte tengo de sobra para regalar.

Me gusta creer que tu pulso se ralentiza cuando el mío comienza a calmarse. Acostada en su pecho siento su respiración y pienso que si yo me relajo, le contagio mi paz. Sentada en el piso lo miro con el cielo de fondo y siento el corazón abierto, repleto de ramos de flores. Tengo los ojos chiquitos de reírme y de mirarlo y de adorarlo como si fuese una obra de arte de la que jamás podría cansarme. Porque su magia y misterio siempre encubren algo más. Porque tiene los chistes más graciosos del mundo y las manos dulces como para alimentar a toda una colmena.

Este verano es infinito y yo estoy contenta. Acostada en el pasto tomando sol y sidra. Ojalá fuese verano todo el año para sentirme así de eterna, incluso cuando la eternidad dura muy poco.

--

--