Entrada al diario 03/02/2024, 02:04, Córdoba

morena caballero
2 min readMar 26, 2024

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Duermo siesta casi todos los días, incluso cuando despierto rodeada de sudor y una ligera náusea. Luego, cuando el sol se esconde: yo renazco. Me siento en el piso, al lado de mi ventana que parece seguir tibia después de todo, y fumo y leo. A veces también escribo, pero eso prefiero hacer, como ahora, sentada en mi escritorio con la espalda encorvada. Sé que estos placeres me sacarán factura algún día porque no todo en la vida es goce. Pero hoy respiro como cualquier otro ser humano, y rodeada de humo y nostalgia, pienso que cuando la vida tenga otros regalos para darme los aceptaré con los brazos abiertos, pero extrañaré esta sencillez. Mancharme los dedos, sentarme en el piso y sentir mis piernas entumecidas después de un rato. Sentir que soy tan ligera como el aire que entra en mis pulmones y que sale de ellos también. Pienso: ojalá el tiempo no pasara nunca, pero sé en lo profundo que la gracia de estar vivo es que algún día te morís.

Y me agradezco. Y agradezco. Por la mierda que hay en el mundo. Y por los dones que me permiten salir de ella, limpiármela de la ropa y seguir caminando. No voy a estar acá para siempre (y es un alivio), aunque noches como éstas me gustaría vivir para siempre. Ahora entiendo cuando dicen que cada día es un regalo, sólo que no suelen explicarte que a veces los regalos pueden no gustarte. Y no podes hacer nada más al respecto que decir gracias. Y seguir eligiendo.

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